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 Me levante con demasiada alegría, agradeciendo las horas de sueño, la tranquilidad y el lugar. Me sente a contemplar la mañana que parecía iba a ser nublada, era la hora de un buen café guatemalteco y también de un desayuno típico garífuno. Así que después de la meditación mañanera me dispuse a disfrutar de mi desayuno, aquí eramos mis panqueques de banano con fruta fresca, mi paisaje y yo. En ese momento no había más que pedir.\n\nEstaba tan llena de energía que solo me quite la pijama por ropa y me dispuse a caminar. Aclarando el punto, soy una persona que dificilmente sale por la mañana sin tomarse un baño y que no precisamente escogería el solo ir a caminar con ese sol y esa humedad. Así que solo camine y camine, poco a poco me fui conectando con este mundo tan simple, tan diferente al habitual, sin auto, sin televisión, sin teléfono. Me sente a refrescarme en lugar que habíamos cenado al cual lo llamamos en el lugar de siempre y así nos hicieron sentir como las clientas de siempre. De pronto sentí la necesidad de seguir caminando y seguir observando. Fuí a parar a la playa que se encuentra al otro extremo de donde estaba nuestro hotel. Ya de regreso me encuentro con mi amiga de viaje,la cual durmio como 12 horas creo yo, en una moto que rento por ahí por el hotel con la misma vibra: llena de energía. \n\nSeguimos paseando, maravilladas por Livingston, como sin ser un lugar lleno de actividades nos agradaba tanto. Es más, en este momento recapitulando todo creo que este fue uno de los mejores días de todo el viaje. Las cosas más simples nos estaban llenando, el interactuar ese día con la gente fue todo un aprendizaje y seguir corroborando mi teoría sobre las ideas preconcebidas de la gente o de un país o de un todo te hace ver las cosas de una manera a veces muy alejada de la realidad.\n\nAsí que de vuelta a nuestra Casa Rosada nos dedicamos a platicar y platicar junto con el encargado del hotel que era un suizo que después de hacer un voluntariado había aceptado la propuesta de los dueños de quedarse unos meses a cargo del hotel. Le pedimos nuestra cena que fue un tapado garífuno que es una especie de sopa de mariscos con leche de coco y plátano, realmente algo delicioso, de no perderse. Ahora solo nos faltaba terminar el día en un show de música garífuna, así que como alrededor de las nueve nos fuimos caminando hasta este lugar que no recuerdo el nombre pero es bastante peculiar, otra vez me sentía en una película. Es un lugar de madera, sin electricidad, alumbrado con cachimbas, sin nada mas que unas mesas, un pequeño escenario y una pequeña barra. Los que dan el espectaculo a su vez te sirven los tragos. Todo una combinación de luces, de colores y de olores que explican esta cultura garífuna.\n\nHasta el final del día necesite un baño....al día siguiente Río Dulce!\n\n
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