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  • Cuando el viajero se pierde por la comarca zamorana de Aliste, tiene garantizada la sorpresa que le depara, bien escondida, bien discreta. El amante de la etnología, o simplemente de lo auténtico, va a disfurtar con cada rincón de este poniente fronterizo con Portugal. Es precisamente esta frontera la que ha hecho que la comarca se quede aislada, un poco varada en los escollos de un tiempo que parece haberse parado. Carros tirados por vacas, rebaños de ovejas, una arquitectura popular que parece más antigua como el paisaje, unas gentes próximas de la tierra, una artesanía que aún no conoce la moda… todo esto se puede encontrar aún allí (¿por cuánto tiempo?).

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    \nY si no me creéis, podéis ir a uno de sus pueblos, Rabanales, donde nos encontramos con un monumento sorprendente: junto a la iglesia nos encontramos con un falo de granito de unos dos metros de altura. Y cuya forma no deja lugar a dudas acerca de lo que representa. No, no se trata de un menhir, no. Su origen es oscuro, pero todos los indicios parecen apuntar hacia un santuario fálico de la Edad del Hierro. El culto fálico es tan antiguo como la humanidad, símbolo de fecundidad, de generación, de vida en muchas culturas: en la época romana los encontramos de todos los tamaños, sobre todo utilizados como amuletos. El hecho de que este se encuentre junto a la iglesia nos muestra cómo a veces perduran discretamente ciertos cultos y tradiciones insólitos. Si uno tiene suerte y está bien escondido puede aún ver alguna que otra mujer que roza discretamente el vientre contra la escultura, intentando atraer la fertilidad que sin duda representa. En el cercano pueblo de Ufones hay otro ejemplar de la misma especie, en el que hay una cruz grabada, no sabemos si se trata de un intento desesperado de cristianizar tal espectáculo, o de un ejemplo se sincretismo religioso como tantos otros más o menos conocidos. No deja de sorprendernos en Rabanales que este "fenómeno" se encuentre junto a la iglesia, pero ya se sabe, "a Dios rogando, y con el mazo dando"...\n\n

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    Como muestra de estas tradiciones de origen desconocido, en una pequeña estancia aneja a la iglesia del mismo pueblo hay una lápida de piedra con un agujero, donde se dice que hay que depositar los dientes que se caen: considerados como parte del cuerpo, así son " enterrados " en tierra sagrada.\n\n\n\n\n\n\n\n

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  • 2009-01-22 22:48:16
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  • La fertilidad de piedra: el falo de Rabanales
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