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sioc:content	La sorpresa que se lleva uno al visitar el claustro de la catedral de Barcelona es mayúscula cuando se encuentra con un grupo de ocas que soporta apaciblemente la curiosidad de los (muchos) turistas. Quedan muy bien, y hasta parece que se han contagiado del silencio al que invita un lugar como éste. Pero cabe preguntarse de dónde diablos vienen estas aves y qué explica su presencia en el claustro. \n\n \n\n Lo de los animales en un recinto religioso hace pensar en un rito pagano precristiano, más o menos adoptado (y sobre todo adaptado) por el cristianismo. Y parece que por ahí va la explicación. Carlos Sánchez Montaña sostiene que estas ocas son nada más ni nada menos que un recuerdo al culto de la diosa Cibeles. La actual catedral se encuentra en el perímetro de lo que fuera la Barcino romana, o sea que no parece descabellada esta continuidad de culto, como lo es (ejemplos sobran) la de los lugares sagrados, reutilizados y transformados hasta la saciedad.\n\n \n\n \n\n La adaptación que el universo cristiano hizo de la presencia de estos animales para encajarlos en su esquema fue muy sencilla. La catedral lleva el nombre de Santa Eulalia, santa que, según la leyenda, fue martirizada entre los siglos III y IV. En el momento de morir (siempre según la tradición), de su boca salió una paloma blanca, lo que hizo huir a sus verdugos, hecho que explica que sea la patrona de las aves en general. Pero parece ser que, además, en el momento de morir tenía 13 años y era pastora de ocas (!?). Lo que explica que haya ocas en "su" claustro, y que sean 13.\n\n \n\n Una pena que los sacerdotes de hoy no sean ya capaces de comprender los augurios que cantan las ocas del claustro, como en los tiempos de la diosa Cibeles. Pero al menos las aves en cuestión hacen las delicias de los visitantes. Y seguramente alguna que otra vez, cuando se cierran las puertas y no mira nadie, los curas caen en la tentación de preparar un buen foie-gras con la que corra menos. \n\n\n\n \n
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Lo de los animales en un recinto religioso hace pensar en un rito pagano precristiano, más o menos adoptado (y sobre todo adaptado) por el cristianismo. Y parece que por ahí va la explicación. Carlos Sánchez Montaña sostiene que estas ocas son nada más ni nada menos que un recuerdo al culto de la diosa Cibeles. La actual catedral se encuentra en el perímetro de lo que fuera la Barcino romana, o sea que no parece descabellada esta continuidad de culto, como lo es (ejemplos sobran) la de los lugares sagrados, reutilizados y transformados hasta la saciedad.\n\n
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La adaptación que el universo cristiano hizo de la presencia de estos animales para encajarlos en su esquema fue muy sencilla. La catedral lleva el nombre de Santa Eulalia, santa que, según la leyenda, fue martirizada entre los siglos III y IV. En el momento de morir (siempre según la tradición), de su boca salió una paloma blanca, lo que hizo huir a sus verdugos, hecho que explica que sea la patrona de las aves en general. Pero parece ser que, además, en el momento de morir tenía 13 años y era pastora de ocas (!?). Lo que explica que haya ocas en "su" claustro, y que sean 13.\n\n
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Una pena que los sacerdotes de hoy no sean ya capaces de comprender los augurios que cantan las ocas del claustro, como en los tiempos de la diosa Cibeles. Pero al menos las aves en cuestión hacen las delicias de los visitantes. Y seguramente alguna que otra vez, cuando se cierran las puertas y no mira nadie, los curas caen en la tentación de preparar un buen foie-gras con la que corra menos. \n\n\n\n

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