PropertyValue
opmo:account
is sioc:container_of of
sioc:content
  • \nYo había escuchado que viajando se pierde peso, pero no sabía que se referían a esto. Acabo de llegar a Bangkok y ya he perdido dieciocho kilos. Concretamente los dieciocho kilos que pesaba mi mochila. Así es; cuando se ha detenido ese tiovivo de la angustia que es la cinta de equipajes, mi tímida mochila se había negado a comparecer ante toda aquella gente extraña. \n\nTras el mostrador de reclamaciones, una chica de sugerente nombre, -Porn se llama-, me ha dicho que firme un papel, que ya me llamarán. Me explicó que seguramente por error mi equipaje se había embarcado a cualquier otro aeropuerto del mundo, todo lo cual me ha dejado mucho más tranquilo. El caso es que me encuentro en Tailandia a treinta grados de temperatura, con una humedad de infinito por cien, vistiendo pantalones vaqueros y camiseta de algodón de manga larga. Y debo estar haciendo el ridículo, porque tampoco es normal que la gente sonría tanto. \n\n

    Dicen que lo bueno deja de ser bueno cuando lo que esperas es mejor, y creo que esa frase refleja lo que han sido mis últimos días en Madrid. Han pasado las Navidades, he visto algunos viejos amigos -y a algunos amigos más viejos-, y me he despedido del trabajo. Sin embargo, no he podido disfrutar plenamente de ello. Mientras brindaba por el Año Nuevo mi cabeza buscaba la manera de conseguir un visado para Camboya y miraba los ojos de los langostinos como si éstos pudieran decirme a cuanto cotiza el Bath.\n\n

    Y es que, junto a mi colega Isra, comienzo hoy un viaje en dirección al Este con la intención de llegar, si Colón estaba en lo cierto y no caemos en el abismo, por el Oeste. Nos vamos a dar literalmente la vuelta al mundo. \n\nEn este punto, y dada la circunstancia de que el viaje que tenemos entre manos no es precisamente un fin de semana en Soria, procede hacer una recapitulación. El pequeño bolso de mano con el que he volado contiene prácticamente lo imprescindible para sobrevivir: pasaporte, tarjetas y las cámaras de foto y video. Todo lo demás -me he dicho- es sustituible: ropa, neceser, calzado... y Bangkok es buen lugar para hacer unas compras, empezando por la propia mochila. De modo que Isra y yo hemos valorado la situación y finalmente hemos decidido hacer lo que todo hombre sensato haría: tomar un taxi hasta Khao San Road y brindar por todo el tiempo que he malgastado pensando si trería suficientes calcetines.\n\nComo no había demasiado trafico, el taxi sólo ha tardado dos horas y cuarto en llegar a nuestro destino.\n\n\n\n\n\n

    ¡Como me gusta Khao San Road! Es una calle peatonal con un numero infinito de luces de neón, bares estridentes, puestos de comida, vendedores de todo lo pagano y de lo humano y lo más granado del ambiente mochilero en Asia.\n\nNuestros pasos se han dirigido al Khao San Palace Hotel, que si poco tiene de Hotel, mucho menos de Palace; pero toda vez que no habíamos previsto más reserva que el rioja de la víspera, nos tocó peregrinar por esta fascinante calle hasta dar con una habitación lúgubre y tan espartana que ni el mismísimo Atila hubiera pernoctado por no desenvainar contra tanta chinche.\n\nY previas las cervezas señaladas, en esta situación nos hallamos, resistiendo inalterables las embestidas del destino y dispuestos a partir mañana hacia Camboya con las manos en los bolsillos.\n\n\n\n\n\n

sioc:created_at
  • 2008-07-23 15:42:45
is sioc:creator_of of
is opmo:effect of
sioc:has_container
sioc:has_creator
opmo:pname
  • http://lacomunidad.elpais.com/yoluiso/2008/7/23/reporte-01-comienza-viaje (xsd:anyURI)
sioc:title
  • Reporte.01: Comienza el viaje
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all