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  • Es una falacia bastante extendida el que desde la luna se pueda apreciar la muralla china, porque el tramo más ancho mide sólo seis metros, que es como decir que se ve desde el espacio la calle Rosendo de Leganés. En realidad, la única maravilla apreciable desde esa distancia es la gran barrera de coral, con el mérito añadido de que se trata de un organismo vivo. Y el punto más cercano de la barrera a la costa australiana era, precisamente, nuestro siguiente destino, Cape Tribulation, una pequeña población rodeada de una jungla que llega hasta la misma playa. \n\n

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    \nNuestro alojamiento era esta vez un pequeño campamento de rústicas cabañas circundado por una valla que lo separaba de la exuberante vegetación, que miedo daba asomarse. También tenía unas duchas comunales, una pequeña piscina y un bar de madera donde, por una pasta gansa, servían comida tradicional consistente en unos Doritos bañados en salsa rosa que aquí llaman 'nachos'.\n\n\n\n

    \nAl caer la noche, la música del bar se impuso a los ruidos de la fauna merodeante y llegó hasta nuestra cabaña con aviesas intenciones, por lo que, tropezando en la oscuridad, nos dirigimos como moscas a la luz, que basta que nos toquen las palmas para que nos pongamos a bailar. Compartimos jarra de cerveza con un joven de cabello rubio y alto como los precios, que se llamaba Arnie y era alemán. Le preguntamos si viajaba solo y respondió que ya quisiera él, que hacía una semana se unió a dos compatriotas suyas y, en aquel momento, desvanecida la expectativa de sexo casual, le estaban amargando el viaje. Escuchamos sus lamentos de "hay que ver estas tías, que no aguantan más de tres noches durmiendo en la playa", sentados en una terraza y rodeados de una vegetación oscura de la que, repentinamente, surgió el sapo más grande que he visto en mi vida, el cual, parsimoniosamente, comenzó a pasearse sobre los tablones de madera. Arnie nos explicó que aquel tipo de sapo expedía un líquido por la espalda que era alucinógeno y que si lo chupabas cogías la mayor borrachera de tu vida. Nosotros nos maravillamos mucho de los animales que por aquellas tierras moran, pero yo le dije que en mi caso sería al revés. Tendría que tener la mayor borrachera de mi vida para chuparle la espalda a un sapo.\n\n

    \nEl bar cerró pronto y nos fuimos los tres a la cabaña, donde encontramos una botella de whiskey en nuestro equipaje y, a medida que se consumía, íbanse mutando los iniciales susurros y precauciones por cantos y algarabía. Y a Isra, de la Liga Antitabaco, le dio por fumar un cigarro y fue muy divertido, pues entorpecíasele el habla y tornábasele el rostro de todos los colores y acabó desmayado sobre la cama para mayor jolgorio y chanza. \n\n

    \nAmaneció sin piedad alguna y nos levantamos con una resaca como la del Cantábrico. Esquivando extremidades del alemán, que por allí yacía, salimos de la cabaña y nos fuimos tambaleando hacia la playa, donde una lancha nos esperaba con dos enérgicos y sonrientes mozalbetes que inmediatamente me cayeron mal. "Seguro que estos cabrones ha dormido", me dije.\n\n

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    \nNo es muy recomendable encomendarse a Baco si al día siguiente tienes la oportunidad de bucear en la barrera de coral, pero lo cierto es que, una vez sumergido, el contacto del agua y el espectáculo que hay allí abajo, te hacen olvidar todos los pesares. Es maravilloso sentirse flotar entre precioso coral, rodeado por cientos de peces de colores, tortugas y azules estrellas de mar en aquellas aguas transparentes.\n\n

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    \nTranquilamente buceaba Isra cuando divisó una sombra que se aproximaba. Era un enorme pez de color gris. Pero esos ojitos... esa boquita... ¡Era un tiburón! Lentamente, el escualo le miró y pasó de largo y de Isra. El instructor dijo después que era una suerte verlo y que, aunque los tiburones en esa zona nunca atacan, Isra había hecho bien en quedarse en el sitio porque con un movimiento brusco podía haberse sentido amenazado. Lo que no sabía el instructor es que Isra no se hubiese podido mover aunque quisiera. Se había quedado paralizado.\n\n

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    \nLa reconfortante experiencia y la relajación que brinda el silencio subacuático convirtieron el trayecto de vuelta en barco en una placentera siesta bajo el sol. Me puse la camiseta, pero como soy de León me dije que no hacía falta protección solar. ¡Y en que momento lo dije! Me quemé como un idiota y ahora tengo el mismo desnudo que si hubiese corrido el Tour.\n\n

    \nNo llegamos a comer porque eran ya las intempestivas dos de la tarde, de modo que pedí un refresco y me senté en el bar a leer un rato, que ya se me estaba olvidando. Sin embargo desvió mi atención la llegada de un mozalbete ataviado con un sombrero de cow-boy y un collar de colmillos de cocodrilo. Se puso a jugar al billar él solo y, cada vez que metía una bola -lo que no era muy frecuente-, hacía girar el taco por detrás de su espalda y, asintiendo, miraba a la concurrencia. En un momento dado, me señaló con el taco y, mascando chicle, me preguntó si me atrevía a jugar contra él. "Paso de jugar al billar con un chulo de playa como tú", pensé. "Ahora no, gracias", dije. Se dirigió entonces hacia dos muchachas que allí había y, tocándose el sombrero y levantando una ceja, les dijo que no eran capaces de ganarle ni jugando juntas, que fue entonces cuando sonrió y me fijé en que le faltaban todos los dientes de la parte frontal de la boca, como los niños cuando pierden los de leche. Ante el caso omiso de las mozas, arrojó el sombrero y a toda velocidad se lanzó sobre la valla que delimita la piscina. Apoyando las manos, saltó dando una vuelta en el aire y cayendo de cabeza al agua. Lo cierto es que fue algo espectacular, pero ahí caí yo en la cuenta de que no es que hubiera perdido los dientes de leche; es que de alguna leche había perdido los dientes.\n\n

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    El avistador de tiburones tomaba el sol cuando el saltimbanqui australiano se acercó hasta él y, liándose un cigarro, le preguntó de donde era. Isra le respondió, pero en su base de datos por España no le venía nada. Cuando Isra le preguntó a su vez que de donde era él, señalando con la cabeza el espesor de jungla dijo: "de ahí".\n\n

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    Horas después cargamos nuestras mochilas y salimos de Cape Tribulation rumbo a nuestro próximo destino con el íntimo convencimiento de que habíamos conocido en Australia al auténtico 'Cocodrilo Dundee'. \n\n\n\n\n\n

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  • 2008-09-08 17:57:28
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  • Reporte.15: Cape Tribulation
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