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Juanjo, después de las tardes aquéllas de toros sin toros te visito a menudo -comprenderás que aquel paseíllo, con el brazo adelantado y la montera en la mano resultó inolvidable-. Entro de puntillas en esta casa tuya algunas madrugadas, y salgo luego sigilosa como un felino, para que no despiertes.\nFavelis tiene razón: no os quiero como antes. Os quiero más cuanto más os leo.\n\nUn abrazo fuerte.\n
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