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Hola, Paco. La tristeza se disipa con el sol, diría Hemingway, y sol es lo que más abunda en Cuba, pero sí, son varias las disculpas que “la bella úlcera” le debe al Papa. Recientemente he publicado una fábula de inmigrantes sin papeles intitulada UN SUEÑO ILEGAL. Es una ficción sobre los rifirrafes con la vida de los hispanos que llegan a Estados Unidos por las malas. Todos los personajes de la historia son indocumentados: un perro adiestrado para cruzar la frontera, un hada que no encuentra magia para hablar inglés y una bruja que junto a un gato prepara pócimas contra la deportación.\n\nEl minino se llama Daiquiri, y es negro, balsero y cubano. Es un descendiente legítimo de aquella familia gatuna que vivió con el dios de bronce de la literatura estadounidense hasta 1960 en su mansión de La Habana. De esta subtrama gatesca ha salido un segundo libro, un relato-homenaje, la historia jamás contada de aquellos félidos. \n\nLo único que el laureado escritor no le perdonará nunca a los cubanos es haber desheredado a sus 57 gatos, que quedaron en la habanera finca de La Vigía, aguardando por el amo que nunca volvió. \n\n“Tres tristes gatos de Hemingway” explora zonas cubanas de emociones y dibuja el reencuentro del novelista con sus mascotas de la Isla. El relato ficciona con el único sobreviviente de aquella gatería “el último gato de bronce”, quien se pregunta entre maullidos: ¿Por qué un país se deshace de sus gatos? \n\nRodolfo R. Bofill Phinney\nMaryland, USA\nelbofill@hotmail.com \n
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