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Un año después de que derribaron las Torres Gemelas, un campesino llegó a visitarme y me preguntó: ¿Tienes periódicos viejos? le dije, sí, pero están un poco humedos, no importa dijo. Así que se los llevé en un atado, me metí a la cocina a prepararle una jarra de agua fresca, cuando regresé a verle él me miraba sorprendido ¿Tanto ha cambiado el mundo? y miraba las fotos de las torres sin entender yo solo le respondí: es el tiempo que has dejado de venir a casa a platicar...\nYo no soy periodista ni aspiro a serlo, pero en cuanto al medio impreso primero se demanda un uso más sustentable de los recursos necesarios para hacerlo y por supuesto un mejor manejo del impacto que esto provoca al ambiente; si el papel se va extrañaré mucho el sentir del papel en mis dedos y el olor de la tinta, y no tener que darle a mi amigo (los atados) pero si se va, que va, buscaremos las formas de platicarnos. Pero el buen periodismo, es como aquel ajo que sostenia el Maestro Kapuscinski en su mano en aquel sueño de John Berger en "Los cínicos no sirven para este oficio" no debe morir sería como dejar morir la historia, nuestra historia, nuestras historias.
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