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Pues si, así suele suceder, que las reclamaciones tienen caminos tortuosos. Siempre he dicho que no entiendo la razón por la que en la enseñanza obligatoria no hay ni una sola asignatura sobre "leyes". Hay que aprenderse todos los nombres de los distintos elementos del aparato digestivo de la vaca pero nada, nada sobre Derecho. Y, quien más y quien menos, habrá de enfrentarse a algún problema legal a lo largo de su vida y se encontrará con que incluso el lenguaje le suena a chino. Cada vez que lo pienso me pregunto cuál será la razón (que los que dirigen el cotarro no dan puntada sin hilo). Un buen abogado de cabecera puede ser la solución para llegar hasta el fondo de esos abusos y conseguir que la reclamación obtenga un resultado favorable. Besos y me voy a recoger castañas al pueblo, sin avión.
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