|
sioc:content
|
-
Mmmmm mono ahumado, ¡qué rico! (nótese la ironía). Dejando las habituales diarreas viajeras, creo que cuando peor lo pasé comiendo algo fue en Otavalo, en la casa donde me alojé. Les gustan mucho los cuyes, así como conejillos de indias, y en la casa donde estaba tenían varios, uno de ellos tenía nombre y todo, Nicolás, y era el mimado de la casa, no estaba dentro de la jaula, campaba a sus anchas por el salón, gustaba de quedarse dormido en el regazo de quien lo cogiera... y comía más que ningún otro de los cuyes. Cual es mi sorpresa el día que me sacan en una cazuela una criatura asada patas arriba sin que yo identificara qué podía ser... así asadito parecía más una ratita sin cola o un gato pequeño, con sus cuatro patitas mirando al techo... Me imaginaba que sería un cuy pero pregunté: Juanita, ¿qué es esto? Y Juanita me dijo: ES NICOLÁS, SEÑORITA! Y mira que estaba bueno pero a cada huesito que chupaba que me acordaba de cuando se me quedaba dormidito encima o venía detrás de mí por la casa... y me acabó sentando realmente mal. Por cierto que con Bolaño espero otro libro sobre allá donde ya no vive Pedro Páramo ;)
|
![[This page as RDF]](http://webenemasuno.linkeddata.es/static/rdf-icon.gif){kind=icon}