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Verano, vacaciones y bicicletas, una buena tríada en el recuerdo más nostálgico y feliz. Nada que ver, ciertamente, con la obra dramática de don Fernando, en la que la bicicleta, instrumento lúdico y casi suntuoso, era la añagaza para obtener unas mejores notas o aprobar unos exámenes fundamentales.\n\nEsto en el nivel más prosaico, pues no cabe duda que al adolescente madrileño de Chamberí ese caballito metálico se le trocó en un sueño utópico de libertad y felicidad, definitivamente frustrado por el horror bélico.\n\nNada que ver, por tanto, con tus y nuestras bicicletas, amigo Fernando, que fueron todo un hito para comenzar a competir, ampliar horizontes, fardar con los amigos o, simplemente, lacerarse las rodillas porque, aun siendo un chiquilín, no ibas a montarte con las cuatro ruedas, ¿verdad?.\n\nMucho poder revulsivo tuvo la bicicleta, y gran atractivo el deporte del ciclismo. Desde muy joven, antes de poder dar pedales en una de dos ruedas (ya los dábamos, claro, en el triciclo), su influjo fue extraordinario y si no, que hablen por nosotros aquellas chapas forradas de tela y con la cara recortada (y pegada) en su superficie de un cromo de nuestros ciclistas favoritos: Langarica, mi homónimo Mariano Díaz, Gabica, Pérez Francés y, enseguida, los exitosos José Manuel Fuente y el gran Luis Ocaña (el español de Priego, residente en Francia y ganador del Tour ante Eddy Merx, el "monstruo").\n\nEn fin, que con esto de las bicis se pone uno a rodar...y hay que parar. Ahora por ejemplo, no sin antes darte la enhorabuena por este precioso recuerdo y encima dedicado al genial Fernán-Gómez.\n\nUn abrazo.
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