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Amigo Emilio, cuando empecé a leer este precioso relato sobre vuestra excursión a Sevilla te puedo decir que estaba disfrutando del mismo por muchas razones: la primera porque lo escribes de una forma muy amena que lo haces sentir, me daba la sensación de que yo os acompañaba. La segunda es porque Sevilla es una signatura pendiente puesto que todavía no la conozco y estoy DESEANDO. \nMientras ibas hablando de todo lo que visitasteis se me hacía la boca agua.\nPero, el final, ese final tan absurdo, tan descabellado por parte de un ser irresponsable me nubló la sonrisa y el buen sabor de boca que tenía gracias a tus palabras anteriores.\n¿Cómo puede haber gente que no se dé cuenta que nuestra misión es la de hacer algo tan grande como la de enseñar, ilustrar, regalar cultura, formar a gente para que tenga oportunidades...? ¿Qué mal hacemos? ¿Por qué no hay más respeto?\nEl fallo, qué te voy a decir, proviene de muchos flancos no de uno sólo, pero cómo las administraciones no se involucran en la cuantía que lo deberían hacer. No lo entiendo. Y las familias, qué clase de educación estamos dando a nuestros hijos, y la sociedad en su conjunto hacia dónde vamos.....\nMe pregunto ¿por qué gran parte del alumnado pasa de las clases y encima intenta boicotearlas interfiriendo en nuestras explicaciones?\nA veces a mis alumnos se lo digo con claridad:"mirad, puede que mi asignatura no os interese, no os guste o la encontréis inservible, lo admito aunque en absoluto lo comparto porque tocante a la cultura todo en esta vida es digno de saber. Pero lo que no consiento bajo ningún concepto es que interrumpáis la labor de los profesores. \n¿Cómo a ese alumno, el que tu mencionas, puede decirle a un profesor que le va a abrir la cabeza con un hacha? ¿En qué mundo tan inciivilizado vivimos? ¿Qué medidas se pueden tomar contra ese alumno? Son preguntas que me hago asiduamente porque desgraciadamente no se trata de un caso aislado.\nTe veía cruzar la calle levantando el cuello de la cazadora mientras irías meditando, con la cabeza baja y hundida la moral, rumbo a tu centro de trabajo a enseñar a tus alumnos después de una jornada alegre y cultural en Sevilla. Te comprendo.\nUn fuerte abrazo, Emilio. Seguiremos enseñando, a pesar de todo.
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