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Conozco esos viajes en autobus y la verdad es que son la sal de la vida. En Marruecos, los cuenta cuentos suben en las paradas para ganarse unas monedas, o los vendedores ambulantes, el que puede. Los que no desde la calle se anuncian para que les compres algo. Y todo esta controlado para que sueltes tu dinero. Mochila arriba, abajo, todo cuesta alguna moneda. Gallinas y cabras por compañeras. Y mujeres tímidas que van perdiéndola en cada kilómetro que se avanza. Interesante por otro lado lo que nos cuentas. Secuelas de tiempos pasados que difícilmente se olvidan. Un abrazo.
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