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La sensación de velocidad al montar un caballo al galope... el viento en la cara y las ramas de los árboles pasando peligrosamente cerca... es una experiencia increíble. Hace años solía montar casi cada semana en un picadero de la sierra. Solía montar siempre el mismo caballo, mi bueno y querido Kiss, un potro color vainilla y una larga melena rubia. completamente hecho a mi medida: pequeño, rápido, competitivo y un poco desafiante (el primer día se me puso de patas, como si eso me fuera a asustar... que lo hizo). Mis amigos se reían de mí porque era muy pequeño... pero no veas como corría.\n\nFui en noviembre otra vez pero ya no lo tenían... me dieron otro que parecía un tonelete y que no corría tanto... así que no fue lo mismo.\n\nHe descubierto tarde que me gusta conducir. Sólo llevo tres años con el carné y ya he hecho muchos kilómetros, algo más de una vuelta al mundo. Hay días el los que me da pena vivir tan cerca del trabajo, porque me encuentro a gusto en el coche. Otros días me agobia, sobre todo intentando aparcar. Y si arreglara el CD y pudiera poner música... ya sería la leche.\n\nUn beso.
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