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¡Milano! ¡Te he pescado! ¡Qué cruz, Señor, qué cruz! ¡Cómo admiro la paciencia que debe tener tu compi cuando le debes cambiar el color de las bebidas y los guisos! ¿Así me pagas el afecto que te tengo? Anda vuelve con tus milagros y deshaz este hechizo. Va, porfa.
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