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Desde el momento que se dejan las palmeras que dan sombra, la fuente que nos refresca visualmente y los bancos que permiten el descanso yo catalogaría esta remodelación como de "semi-dura" porque, afortunadamente, algo de humanidad le ha quedado a la plaza.\n\nNo me gusta nada esta moda de las plazas "duras" que las convierten en lugares inhóspitos solo válidos para organizar conciertos o montar mercadillos pero que no están pensadas para relajar ni visual ni espiritualmente a quien las transita. Plazas que en lugares de sol inmisericorde solo proporcionan, como mucho, las desnudas sombras de pérgolas minimalistas y aún así en escaso número; plazas que no invitan a sentarse, a llevarse un libro, a ir con los hijos, plazas a las que uno va porque no le queda más remedio, porque no parece que nadie quiera salirse de la linea imperante.\n\nUn saludo
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