|
sioc:content
|
-
Chux, me ha gustado mucho tu relato, aunque terminado de forma abrupta, como dice Marion.\nMis veranos eran diferentes e iguales a los tuyos.\nPor una parte, mi clima era fresco, lluvioso, sin sopor, por lo que nuestros padres no se podían acoger a esa excusa para mandarnos dormir la siesta.\nIgual que tú, nos congregábamos en una casa, la de mis abuelos, con padres, hermanas, tíos y primos. Alguna vez llegamos a apuntar que aquello parecía más bien la casa de “Dallas” porque allí se compartían juergas, bullas y hasta discusiones matrimoniales.\nTodo se ponía en común. Compartíamos lechos y problemas.\nLa hora de la siesta era también conflictiva. Pero al revés.\nLa INTENTABAN hacer los mayores y, para ello, nos echaban a jugar a los más pequeños. Claro que eso era, a veces, tarea difícil por la que estaba cayendo fuera. \nY entonces cobraba importancia EL PASILLO. Distribuidor que llegaba desde la zona de dormitorios hasta el patio y el baño.\nCuántas horas de pasillo chupé, no sé, sólo sé que fue allí donde quemé más de las horas posteriores a la comida.\n\nCreo haber pasado mis veranos desde los seis hasta los veintiséis en aquella casa de chicle. La habitación “de las primas” guardan mil y un secretos.\n\nAyyyy, si aquellas paredes hablaran.\n
|
![[This page as RDF]](http://webenemasuno.linkeddata.es/static/rdf-icon.gif){kind=icon}