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Seguramente el imponer medallas a los "cossiers" es algo inaudito. Con casi total seguridad en toda la historia de este baile jamás se impuso condecoración alguna, y este hecho más que un aplaudirse y homenajearse a uno mismo pueda entenderse como un "entren y vean, que el circo mallorquin se acaba". En cualquier caso, los mallorquines no somos chovinistas, nuestro patriotismo deja bastante que desear, y el modelo autóctono más visto es el de "tot va bé", mientras uno se come un plato de "frit de mè". \nVista la historia pasada y el prever futuro, la única patria es la que cada uno tenga en su corazón, y buenamente pueda transmitir a los que ame. Porque el amor necesita alimentarse de uno mismo y de los demás, y compartir. De la patria que yo siento no hay más que cosas pequeñas, sencillas y cercanas, tales como el olor de la tierra, el canto del jilguero, un árbol, una imagen, el recuerdo de un abuelo, las historias de nuestra historia, y también nuestra música, Sant Antoni, Els Cossiers y poca cosa más.\nNo sientas como básico el espectáculo, que no deja de ser un circo, y los politicastros como payasos. Adivina el sentimiento detrás del baile, detrás de la música, alimenta tu propio corazón de las emociones ancestrales, recuerda las noches estrelladas, el calor de la tierra en verano, las salamandras buscando la luz en la noche, el mar.\nTen en cuenta que el amor es egoista, y que para amar se necesita ser amado. Y celebrémoslo!
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