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Es de madrugada en México. El reloj de la sala marca la 1 de la mañana y el reloj cucú lo confirma. Saldré a la ciudad de México en menos de 4 horas. El esposo de una prima murió en un accidente y ahora lo están velando. Como siempre he dicho la muerte no me aflige, pero sí el dolor y la tristeza de los vivos.\n\nElla es ahora viuda. Elizabeth, "Licha", es mayor que yo, de la edad de mi madre, pero es mi prima porque es parte de la primera familia de mi abuelo paterno. Es en sí, mi media prima. Tiene dos hijos, el mayor de su primer matrimonio y el menor, Liberto, de 16 años y ahora huérfano de padre.\n\nTiene muchos años que no los veo. La vez más reciente fue en el 50 aniversario de Licha. En poco tiempo los volveré a ver y hoy no habrá qué festejar.\n\nDebo dormir unas horas ya.\n\nLiberto hoy, muy probablemente hace honor a su nombre. Murió en un accidente de auto. Tuvo una muerte inesperada...\n\n---\n\nFue inevitable no estremecerse al abrazar a mi prima. Hoy más tranquila que en el momento en que recibió la noticia, pero con el alma asaltada y herida. Quería morirse también. Su familia cercana le ha dado todo el apoyo.\n\nEn el féretro había una fotografía con el texto "gracias por darnos la vida papá" pero en ella no estaban ni Licha ni sus hijos, la imagen mostraba a tres mujeres jóvenes, fue cuando una tía me dijo que Liberto tenía tres hijas de su primer matrimonio. Las mujeres en su vida eran la constante, fue el único hijo varón entre cinco hermanas, todas ellas ahí presentes.\n\nMi padre no pudo evitar recordar que en esa funeraria, siempre fría y con aspecto al fin de negocio, fue velada mi tía, su hermana, la hija de mi abuela, la madre de mis primos, la esposa de mi tío, ella, toda, mi tía Hilda. Han pasado muchos años, creo 10 y seguro es una herida que no sana. Mi abuela, con su dolor de madre que sufre la muerte de una hija, apagó su cuerpo cinco años despúes, no estoy seguro de la fecha y tampoco me ocupa, ni preocupa, ya no está. Parte de su alma ya había muerto. Y ahora suelto en llanto. Y repito, la muerte no me aflige, la vida sí.\n\nEn el velorio observo caras rojas, ojos llorosos, miradas vagas que ven y no ven. Los ceños fruncidos con la duda y la incredulidad. La vida frente a la muerte sufre. El color negro predomina y los abrazos, palmaditas en la espalda y apretones de manos también. Susurros y palabras de aliento en los oídos de Licha, oídos que también oyen y no oyen aturdidos por la pregunta -¿por qué a mi? y la respuesta no llega.\n\nAl fondo escucho rezos. Los hombres y las mujeres de negro, todos de pie. Rezan y piden por el descanso eterno. Liberto es libre y sus padres atinaron con el nombre. Dicen que murió alcoholizado. Dicen que iba cansado. Dicen que manejaba muy rápido. Dicen que marcó al celular de su hijo mientras permaneció conciente. Dicen que tenía un carácter difícil, pero dicen que era buena persona. Dicen y dicen más cosas y a mi no me importan. Él está muerto y mi prima también. Camina, respira y habla sólo porque sigue aquí. Sus hijos también son factor.\n\nRecuerdo aquella historia que mi madre me cuenta de ella. Cuando eran niñas y mi madre no tenía qué comer en el recreo, Licha le compartía de su comida. Y no era una vez ni dos, era siempre, no era la excepción, era la regla. Mi madre, o mis abuelos, apenas tenían para comer frijoles y tortillas. - Licha siempre ha sido muy buena (sentencia mi madre cuando vamos camino al velorio). -Licha ha tenido muchos retos, perdió a su papá cuando tenía 5 años y a su madre apenas hace 5 años (recordó por último mi madre).\n\nY ahora soy yo el aturdido con los por qué no sólo de Licha, sino por los por qué para mis primos y mi abuela muerta.\n\n:(\n
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